Alguna vez se conoció la historia de dos hermanos que desde niños la certeza de que sus vidas tendrían rumbos opuestos fue latente...
El mas pequeño de los hermanos que desde muy joven se mostró decidido con las mujeres, tuvo sus primeras experiencias en el amor contando con pocos años, su hermano mayor, por el contrario callado y reservado mostró desde sus inicios las fuertes señales de lo que sería su prometedor futuro.
Aunque los hermanos siempre vivieron en el mismo pueblo, rara vez se cruzaban sus caminos, y los habitantes del lugar jamas tuvieron más evidencia de su parentesco que el apellido que compartían.
Wilfrid, el hermano mayor y el único sacerdote de los Bohum cargaba sobre sus espaldas un terrible mal que solo aparecía en el pequeño lapso que tardaba el sol en aparecer y posarse sobre el cielo, un secreto que gran parte de su vida había logrado contener, y que parecía mas obra de belcebú que del dios en el que tanto confiaba, mal que afloraría con todo su poder ese fatídico día...
en la madrugada de su desbordada desquicia, como por obra de su dios, wilfrid se topó con su ebrio y desconcertado hermano; Y entonces vino a él de forma repentina la macabra idea.
Aprovecho la condición de su hermano, rápidamente tomo lo primero que halló a mano, subió con dificultad las escaleras que lo conducían al campanario de la iglesia que cada madrugada ocultaba su locura, y sin el mayor reparo, apoyado sobre el marco de una gigantesca ventana dejó caer un pequeño martillo que apoyado por la locura y en parte por la fuerza del viento de esa época del año,tomó una velocidad enorme, y en cuestión de segundos cayó sobre lo que desde el campanario parecía ser su ebrio hermano, identificado únicamente por el particular abrigo que nunca dejaba de usar, pues el pequeño martillo había destruido totalmente el cráneo de aquel ser que yacía sobre el asfalto.
llevado a cabo el improvisado plan, y comenzada la mañana Wilfrid recuperado ya de su extenuante locura, inconsciente de lo que acababa de hacer y preguntándose como había llegado hasta el campanario, decidió ignorar sus preguntas y continuar con las tareas del día, hasta que llegó a él la noticia...
entonces todo vino en una sucesión de imágenes dadas de golpe,con las que finalmente acabó de perder la cordura.
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